La maculopatía es una enfermedad de la mácula. La mácula es la parte central de la retina. A su vez la retina es la membrana sensible que tapiza el interior de la pared de nuestros ojos en su sector posterior. La retina es un tejido con células fotosensibles llamadas fotorreceptores (conos y bastones) que transforman la luz que les llega en una señal eléctrica que se transmite por el nervio óptico hacia el cerebro. En la mácula se concentra el mayor número de las células fotorreceptoras llamadas “conos” gracias a los cuales podemos leer, distinguir pequeños detalles y percibir los colores. En la diabetes se enferman los pequeños vasos sanguíneos (capilares) que transportan el oxígeno a la retina. Al comprometerse las paredes de estos vasos sanguíneos se deforman y dilatan (a estas pequeñas dilataciones vasculares las denominamos microaneurismas).
Estos capilares enfermos dejan pasar parte del líquido de la sangre (plasma) hacia la retina. Esta “inundación” o infiltración líquida del tejido de la retina se llama edema. La retina aumenta su espesor como cuando tenemos un edema en nuestras piernas por trastornos circulatorios. El problema es que la retina y su parte central (la mácula) es un tejido muy fino y una pequeña cantidad de líquido alcanza para que sus células (los conos) dejen de funcionar correctamente. El paciente sufre entonces una disminución de la visión.
El médico oftalmólogo detecta signos del edema en la mácula al efectuar el fondo de ojo. Se trata de pequeñas manchitas amarillentas en la mácula denominadas exudados. El edema se puede medir mediante un estudio llamado tomografía óptica de la retina (OCT, por sus siglas en inglés) que consiste en una serie de imágenes de la mácula que permiten ver todo el espesor del tejido (como si fuera un microscopio) y medir cuán “engrosada” está la mácula (se mide el edema). A este cuadro se lo denomina edema macular diabético. Hay dos variedades de edema macular diabético: el edema macular diabético focal y el edema macular diabético difuso. En el primero se puede identificar el vaso sanguíneo patológico (microaneurisma) que está generando la filtración (el edema). En cambio en el edema difuso no existe un único punto de filtración y además es difícil identificar cada uno de los múltiples puntos que generan el edema. Si el oftalmólogo desea saber dónde están esos pequeños vasos sanguíneos que dejan filtrar el liquido desde la sangre hacia el tejido de la mácula, indicará un estudio denominado angiografía fluoresceínica de la retina. Para efectuar este estudio hay que inyectar en una vena del brazo del paciente una sustancia de contraste y luego capturar una serie de imágenes que registran el paso de esa sustancia por los vasos sanguíneos de la retina. Este estudio tiene un bajo riesgo de complicaciones posibles propias de las inyecciones endovenosas de sustancias de contraste (hay pacientes alérgicos a tales drogas). Por ello hay que realizar previamente un test para descartar alergia (aunque no descarta la posibilidad de una reacción alérgica con un 100% de seguridad). Hay dos formas de tratar el edema macular diabético:
- Cerrar los vasos sanguíneos enfermos que permiten la filtración de líquido mediante impactos de láser
- Lograr que la pared de estos vasos sanguíneos no sean tan permeables (no permitan pasar líquido hacia la mácula). Hay drogas descubiertas recientemente que “impermeabilizan” las paredes de estos pequeños vasos sanguíneos.
El médico deberá explicar en su caso en particular; qué tipo de degeneración macular presenta y cuál es el mejor momento para recibir el tratamiento , así como el medicamento intravítreo más indicado.